Washington, 7 dic (Prensa Latina) Más de 230 personas experimentan cada día una lesión por arma de fuego en Estados Unidos, donde las tasas de hospitalización por tales heridas son mucho mayores entre afronorteamericanos y latinos, divulgó hoy NBC News.
La cadena de televisión difundió en su página digital los resultados de un informe de la organización Everytown for Gun Safety, el el cual advierte sobre la necesidad de abordar las lesiones no mortales causadas por esos artefactos entre esos dos grupos de la población.
Según el reporte, los disparos hirieron a 84 mil 776 personas en el país en 2017, muchos de ellos adolescentes y adultos jóvenes de comunidades negras e hispanas.
De acuerdo con el análisis, en comparación con los estadounidenses blancos, los latinos son ingresados por heridas no mortales con armas de fuego a más del doble de la tasa de aquellos, mientras que en el caso de los afronorteamericanos, la cifra de hospitalizaciones es 10 veces mayor.
Asimismo, los hispanos y negros sufren asaltos con armas de fuego no fatales (tiroteos que no fueron autolesivos o involuntarios) en tasas exponencialmente más altas que los blancos.
Los hombres jóvenes negros y latinos se ven particularmente afectados «en parte debido a generaciones de negligencia institucional», declaró a NBC News Sarah Burd-Sharps, directora de investigación de Everytown.
Según escribió en el informe, para la mayoría de los sobrevivientes de disparos las repercusiones a largo plazo no terminan cuando salen del hospital.
«El camino hacia la recuperación puede ser largo, los costos financieros pueden ser altos y el costo psicológico y emocional puede ser debilitante, incluso para lesiones menores», alertó.
Más de un tercio de las víctimas de heridas de bala atendidas en hospitales tienen entre 15 y 24 años de edad, mientras que la gran mayoría son hombres y niños.
«Uno de los predictores más fuertes de la violencia futura, particularmente para los jóvenes, es sobrevivir», manifestó Burd-Sharps.
El reporte llamó la atención sobre el hecho de que, a pesar de la magnitud del problema, no existe un sistema centralizado para rastrear las lesiones no mortales por armas de fuego, el cual pueda servir de base para analizar los datos y dar forma a respuestas efectivas.
Si no contamos y comprendemos, si no apoyamos a las personas que reciben disparos y sobreviven, no vamos a avanzar en términos de interrumpir los ciclos futuros de violencia, expresó al respecto la investigadora.